miércoles, 31 de agosto de 2011

Célula Vegetal

lunes, 22 de agosto de 2011

Azúcar y Cáncer

El consumo de azúcares refinados ha aumentado excesivamente en los últimos años. Nuestros genes se formaron cuando nuestros antepasados prehistóricos consumían unos 2 kilos de miel al año. Luego para 1830 el consumo había aumentado a solo 5 kilos al año. Sin embargo a finales del Siglo XX llegó a la enorme cantidad de 70 kilos al año. A casi todos los productos enlatados, empaquetados o embotellados se les añade algo de azúcar.
Ya se sabe científicamente que el metabolismo de los tumores malignos depende en gran parte del consumo de glucosa, que es la forma que toma el azúcar al digerirse en nuestro organismo. Metabolismo es el proceso que realizan las células para producir energía.
La tomografía que regularmente se hace para detectar un cáncer, básicamente mide las áreas del cuerpo que mas glucosa consumen, y si una zona se destaca excesivamente casi siempre se debe a la presencia de un tumor maligno.
Cuando ingerimos mucha azúcar o harinas blancas, los niveles de glucosa en la sangre aumentan rápidamente. Entonces el organismo se ve obligado a liberar la insulina necesaria para reducir la cantidad de glucosa y permitir el flujo apropiado de sangre hacia las células. Esta producción de insulina también produce una molécula cuya misión es estimular el crecimiento celular. Es decir, la glucosa nutre los tejidos celulares y hace que crezcan como debe ser.
Pero cuando la glucosa es demasiada, se requiere mayor producción de insulina y de dicha molécula, lo cual aumenta la intensidad del proceso y los factores de inflamación que estimulan el crecimiento celular. Esto, eventualmente, puede causar un principio de deterioro en las células. De modo que el exceso de glucosa actúa como un abono para el surgimiento de los tumores.
Conclusión: debemos reducir las cantidades de azúcar y harinas blancas que comemos (pan blanco, pasta blanca, arroz..)