domingo, 10 de junio de 2012

Maria Sol Torres Vaca

Una mujer, la mujer, aquella la única, quién me enseñó la forma correcta de amar, quién me salvó y me rescató y dió su vida por mí, quién creyó en mi, mi Sol. Aquella que postró su mano en mi corazón y supo amarme sin medidas, pero sobre todo aquella que me enseño a amar y a temer a Dios.  Para ti preciosa porque tu mereces esto y mucho más, porque las palabras me son cortas para poder expresar esto que llevo aqui dentro. El amor que yo siento solo Dios pudo haberlo puesto allí, por todo ello te amo, por eso y mucho más, eres una gran mujer, una mujer virtuosa.